Hoy hablamos de gatetes, en concreto de la que se llevó a mi primer peludo, Charlie. Una enfermedad hasta cierto punto desconocida: la panleucopenia.
Es una enfermedad causada por un virus (de la familia del parvovirus) que afecta sobre todo a cachorros de menos de 1 año, especialmente entre los 2 y 5 meses no revacunados. Su frecuencia aumenta en los meses de frío, es altamente contagiosa y tiene una mortalidad del 90%.
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Se transmite por contacto directo con animales enfermos o sus secreciones. Los gatos son contagiosos 3-4 días antes de empezar a mostrar síntomas y hasta 6 semanas después de curarse.
También se puede transmitir de madre a gatitos durante el embarazo y por fómites, que son cosas inertes que pueden albergar el virus durante cierto tiempo. Esto quiere decir que si una superficie, como una cama, está en contacto con el gato enfermo y el virus, aunque el gato se vaya si un gato sano usa esa cama puede contagiarse, por lo que la desinfección en estos casos es esencial (también la ropa y zapatos). Esto es muy importante, el virus puede vivir fuera del cuerpo durante casi un año
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Hay cierta variedad en los síntomas, aunque son de tipo digestivo, dependiendo de la gravedad de la enfermedad, de la edad y de si está o no vacunado. Las primeras cosas que suelen alertar son vómitos, pérdida de apetito, letargo, el gato está que no está, le ven triste, apartado. Más tarde suelen notar que el animal tiene fiebre alta y deshidratación. Los gatos más pequeños no suelen aguantar mucho y mueren al cabo de unos días, especialmente los cachorros de menos de 3 meses.
Otro síntoma es la diarrea aunque en fases más adelantadas y los vómitos persistentes, además de anemia. Antes decíamos que puede transmitirse a los fetos durante el embarazo, provocando malformaciones e incluso abortos.
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Se diagnostica por análisis de sangre y heces. No existe un tratamiento que cure la enfermedad, y al ser un virus tampoco hay medicación. Lo único que se puede hacer es llevar un tratamiento sintomático, lo que significa que nos ocupamos de los síntomas: si está deshidratado se le administra suero, si tiene vómitos se le da X medicamento (siempre lo que recomiende el veterinario).
Aunque el pronóstico es muy grave, suele decirse que un gato que supere las 48h tiene un gran número de posibilidades de sobrevivir.
Como siempre, la mejor curación es la prevención. Es esencial para no contraer esta enfermedad llevar al día las vacunas y tener una higiene máxima en el caso de convivir con varios animales. A los gatos se les suele vacunar con la trivalente que protege contra panleucopenia, calcivirus y rinotraqueitis felina, de todos modos si no estás seguro de qué está vacunado tu gato, lo mejor es preguntar a su médico.
Leia y Padmé |
*Si tienes alguna duda, consulta a un veterinario*
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