
La investigación, basada en 397 niños finlandeses, reveló que los bebés que crecen en hogares con perros y gatos son un 30 por ciento menos propensos a enfermarse de tos, rinitis y fiebre; además de que tienen aproximadamente la mitad de probabilidades de contraer infecciones del oído.
Incluso, en caso de enfermar, las infecciones duran poco tiempo y son menos intensas, lo que reduce también el consumo de antibióticos.
Los investigadores indicaron que los gatos también podrían transmitir cierta protección de las infecciones a los bebés, aunque el efecto observado en los análisis es algo más débil que en hogares con compañía canina.
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